Entre las décadas de 1940 y 1970, el desarrollo de los países se centró en alentar la producción industrial y expandir el mercado interno de consumo. En los países poco industrializados de América las medidas políticas tendieron a alentar la producción local de aquellos bienes industriales de menor complejidad hasta entonces importados. Este proceso, que se conoce con el nombre de “sustitución de importaciones”, se desarrolló en países como el Brasil, la Argentina, Uruguay, Chile, México y Colombia. En esos países, las nuevas industrias se localizaron en las áreas urbanas que contaban con suficiente infraestructura y población, como San Pablo y Buenos Aires, y se transformaron en el destino de grandes contingentes poblacionales de otras áreas del interior de esos países o de países limítrofes. Éste es el período de las grandes migraciones internas en los países del capitalismo periférico. Paralelamente, las grandes empresas estadounidenses y europeas se expandieron con la intención de incrementar sus ganancias, abriendo nuevos mercados y promoviendo el consumo de sus productos. Para esto, instalaron plantas industriales en los países que sustituían importaciones. Los requerimientos técnicos de estas plantas –grandes espacios disponibles, personal calificado e infraestructura– reforzaron la tendencia a la concentración espacial de la producción y la áreas urbanas se transformaron en metropolitanas. Entre 1940 y 1970, el mundo asistió a una etapa de mayor crecimiento económico; sin embargo, el modelo encontraba algunas limitaciones para su desarrollo. Por un lado, el mercado interno crecía más lentamente que la producción; por el otro, la intervención estatal que había tendido a alentar el consumo –por ejemplo, manteniendo elevados los salarios–, comenzaba a frenar el incremento de las ganancias de las grandes empresas. Así, a partir de la década de 1970 se asiste al fin del modelo económico basado en el mercado interno. Entonces comienzan a implementarse ideas económicas –denominadas “neoliberales” – que restan importancia a los Estados y resaltan el papel positiva que tendrían las grandes empresas en un mercado mundial poco regulado. El desarrollo de la informática, la importancia de los flujos financieros y la caída de los Estados socialistas, complementan un panorama que algunos denominan “globalización”. Las reformas económicas de corte liberal que se implementan en muchos países no desarrollados profundizan la desigualdad en el interior de sus sociedades y reducen su capacidad productiva; así, estos países experimentan procesos de desindustrialización. Los países capitalistas desarrollados, en tanto, incrementan su importancia en la economía mundial. A partir de esto, se acentúan las desigualdades económicas y sociales en el mundo. La libertad de expansión de las grandes empresas y de los inversores financieros permite a éstos instalarse en aquellas regiones que resultan atractivas por las tasas de beneficios que se pueden obtener; cuando las condiciones cambian, se traslada la inversión a otras regiones. La economía de los países menos desarrollados, entonces, se torna inestable. Frente a este panorama de la economía mundial, los flujos migratorios se incrementan en volumen. El nivel educativo de los migrantes y los destinos de los desplazamientos tienen características diversas:
ü Las corrientes migratorias principales nacen en los países de la periferia del capitalismo y se dirigen hacia los más desarrollados; muchos de estos migrantes son técnicos y profesionales. ü Otra corriente migratoria, más pequeña en volumen, proviene de los países más pobres y se dirige a los emergentes o receptores de las inversiones. Como el mercado mundial globalizado es volátil, las corrientes migratorias se reorientan. ü Muchos países comienzan a conformar asociaciones de distinto tipo conocidas como “bloques económicos”, las cuales se plantean la posibilidad de accionar conjuntamente en el mercado mundial. La libre circulación de capital, mercancías y personas en su interior es una característica de estas asociaciones. ü En las viejas áreas metropolitanas de los países de sustitución de importaciones, como el Área Metropolitana de Buenos Aires, muchas industrias cierran y otras se deslocalizan. Esto genera migraciones desde los centros industriales hacia el interior del país. |
Texto extractado de: Sociedades, trabajo y población en el mundo, Delfini y Rima, Buenos Aires, Longseller, 2005.
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